Desde sus orígenes en el siglo XIX, la literatura
salvadoreña se ha desarrollado de espaldas a la sociedad. Un reciente estudio
realizado por la escritora Tania Pleitez Vela sugiere que el encuentro entre
literatura y sociedad es indispensable para que El Salvador se enriquezca como
país.
Para la mayoría de la población la literatura sigue siendo
algo lejano y ajeno a sus vidas. El analfabetismo afecta al 16 por ciento de la
población salvadoreña; la pobreza hace que los libros ocupen un lugar muy
secundario dentro de las necesidades prioritarias de las personas, aun entre
muchas de aquellas que saben leer y escribir.
El estudio, titulado “Literatura. Análisis de situación de
la expresión artística en El Salvador” (AccesArte, 2012), señala que el sistema educativo estatal sigue
siendo muy precario, y que la mayoría de los maestros, especialmente los
rurales, apenas consiguen una preparación que les permita orientar a sus
alumnos hacia el gusto por la lectura.
El diagnóstico subraya que la actividad del periodismo
cultural o literario, que tiene enorme importancia para la difusión de las
publicaciones y el consumo del libro, “es francamente mínima” en El Salvador.
Al igual que la inmensa mayoría de la sociedad salvadoreña,
los autores y autoras han sido excluidos de los sistemas de protección social.
La legislación destinada al fomento y protección de la literatura cuando no
está desfasada es letra muerta. En conjunto, todo pareciera conspirar para marginar
e invisibilizar las artes literarias. Véase sino la propuesta que hizo pública
la Secretaría de Cultura, hace unas semanas, en la que se ignora olímpicamente
a los escritores.
A pesar de todas estas adversidades, en El Salvador nunca se
ha dejado de producir literatura, “aún en los períodos más difíciles de nuestra
historia reciente”, sostiene la autora.
Para propiciar el encuentro entre la literatura y su
público, Tania Pleitez Vela realiza una bien documentada aproximación a la
historia literaria salvadoreña. Asimismo, indaga sobre la formación profesional
de los autores, la difusión de la producción literaria, el acceso y consumo de
la cultura literaria, y la preservación de los textos literarios. Sus hallazgos
son tan interesantes como inquietantes. Hay tanto por hacer.
El estudio también pone en evidencia que las grandes
fracturas del país, expresadas en un modelo económico excluyente y en la
polarización política, social y cultural, inciden también en el carácter y la
visibilidad de las letras salvadoreñas. Es decir: la práctica política también
tiene un alto grado de responsabilidad en la ignorancia que caracteriza a este
país.
Tania Pleitez Vela es salvadoreña. Posee un doctorado en
Poética del verso y la prosa por la Universidad de Barcelona. Su labor
profesional y docente ha estado dedicada en los últimos doce años al estudio de
la literatura hispanoamericana. Participa en conferencias literarias y publica
ensayos. También es autora de una biografía sobre la poeta suicida Alfonsina
Storni.
La publicación de su estudio coincide con el momento en que
están puestos sobre la mesa dos proyectos de ley nacional de cultura. Más allá
de las anécdotas risibles que han dominado las opiniones en torno a la
propuesta presentada por Secultura, los escritores y escritoras deben hacer oír
sus reivindicaciones y defender sus intereses.
Esta investigación forma parte de una serie de diagnósticos
del estado actual de la expresión artística en El Salvador, realizada por la
Fundación AccesArte y que serán publicados en los próximos meses. El objetivo
principal de la mencionada entidad es ayudar a fortalecer el papel de la
cultura en los procesos de desarrollo integral.
El estudio puede leerse en línea y descargarse desde aquí.
(Publicado en La Prensa Gráfica, 13 septiembre 2012)
Foto: Tania Pleitez
Me parece interesante el hecho de que Tania Pleitez haya tenido que migrar para lograr un desarrollo personal y profesional bastante notable, un PhD. o doctorado en Literatura en Barcelona y no haya podido lograr tal nivel en nuestro pais. Es explicación viviente de porque no damos ese salto evolutivo no solo en literatura sino en las artes y la academia en general.
ResponderEliminarUn saludo Miguel
Felipe Argueta