miércoles, septiembre 01, 2010

¡Pinches centroamericanos...!


Miguel Huezo Mixco

La expresión es bien conocida por los migrantes centroamericanos. "Pinches güeyes, muertos de hambre". El infierno comienza al pasar la frontera entre Guatemala y México. "Todas las centroamericanas son putas. Todos esos chavos son maras". Pero no hay opción: quien quiera alcanzar el "sueño americano" tiene que cruzar todo México.

Para sortear agresiones, maltratos, secuestros, violaciones, robos, explotación, los migrantes tratan de volverse invisibles, viajan de noche, se ocultan en los montes y se internan por caminos de extravío en terrenos poblados por toda clase de fieras.

(Yo me asomé una vez a ese abismo. Salía de una guerra de diez años y creía haberlo visto todo. Llegué hasta Tapachula. Luego hice mi peregrinación hasta "el muro de tortilla", en Tijuana. Me di cuenta de que nuestra historia es como un collar de cuentas inyectadas con sangre.)

Así es la vida de los migrantes centroamericanos en México: "discreta, fugaz y anónima", tal como la ha descrito Rodolfo Casillas, un estudioso que ha mapeado las rutas que utilizan nuestros paisanos en camino a Estados Unidos. Discreta, fugaz y trágica, agreguemos. La matanza en Tamaulipas es solo otra confirmación de que las migraciones centroamericanas constituyen una auténtica crisis humanitaria.

Estos pinches centroamericanos son "Los migrantes que no importan" (Icaria Editorial, 2010), como se titula el libro del periodista salvadoreño Óscar Martínez, que junto con los fotógrafos Edu Ponces, Toni Arnau y Eduardo Soteras --autores, a su vez, del libro de fotografías "En el camino" (Blume, 2010)-- recorrieron centenares de kilómetros al lado de migrantes.

El libro de Martínez no hace retórica. Se va directo a los golpes. Comienza declarando que su libro fue producto de la rabia y de la miopía que miraba crecer en la rutina de las redacciones. Lo que sigue son historias hechas a golpes, como si estuviera cincelando la cara amoratada de una sociedad desesperada por sobrevivir, así sea bajando al propio infierno.

Sin dejar de reconocer los valiosos trabajos de periodistas que han escrito sobre este mismo tema, este libro es un punto y aparte. Esta "ópera prima" de Óscar Martínez pertenece a la estirpe de obras como "Operación masacre" de Rodolfo Walsh. Nada tiene que ver con el testimonio. Se podría leer como una novela construida con varias líneas argumentales alrededor de personas que juegan con la muerte.

"Los migrantes que no importan" retrata los numerosos ángulos de esa industria de la delincuencia, de la cual se lucran los Zetas y también policías municipales, estatales y patrulleros. Unos y otros forman parte de una maraña maldita en la que participan poblados enteros convertidos en verdaderos nidos de ratas a la espera de los pinches centroamericanos para chuparles la sangre.

El libro está dedicado a Alejandro Solalinde, cuya obstinación en mantener abierto un albergue para los migrantes en Ixtepec, Oaxaca, cerca de la línea del tren, le ha llevado a sufrir el hostigamiento de autoridades e incluso de muchos pobladores infectados de odio xenófobo hacia los viajeros.

Unos 500 mil centroamericanos se internan cada año en esos parajes de muerte. La mayoría de ellos sufre algún tipo de abuso, especialmente las mujeres. Las atrocidades que se cometen allá contra nuestros paisanos son el sórdido revés del bordado de la admirable cultura mexicana. Pero si bien el sufrimiento de los migrantes ha llegado a límites intolerables y su situación en materia de seguridad es cada vez peor, no hay manera de que la transmigración por México se detenga.

Con sus propias características la tragedia de los centroamericanos en México es comparable a crisis humanitarias como las de Somalia y el Congo. Hasta ahora el Estado mexicano ha mostrado incapacidad y, a menudo, falta de voluntad para afrontar este problema. La solución no será mexicana: requiere atención integral, coordinada y amparada por una supervisión internacional. Ojalá que los 72 muertos de Tamaulipas nos ayuden a entenderlo.

Foto de Edu Ponces/Ruido

(Publicado en La Prensa Gráfica, 2 septiembre 2010)

8 comentarios:

  1. Profundo dolor y rabia por esos 72 nombres, parte de esos tantos que fueron antes y los que son ahora. Son anónimos para los medios y los reportes oficiales, pero tienen nombre, hitstoria y alguien que los espera y los seguirá esperando de un lado o del otro. Que este nuevo espanto nos golpee tanto como para salir del letargo y asumir las responsabilidades que a cada uno nos toca, porque nos toca a todos.
    Gracias Miguel, por la referencia al libro de Óscar Martínez porque con sus historias somos testigos de esa romería dolorosa.

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  2. Dos cosas, primero no generalice que todos los mexicanos son asi, yo vivi alla y jamas me trataron de pinche centroamericano (como cuando juega mexico y el salvador en futbol que aca los tratamos de cerdos), no todos los policias son corruptos, o digame, aca los policias son todos unos inocentes?
    Segundo, tiene razon en que los ilegales no deben ser tratados como objetos, pero tampoco estan haciendo las cosas correctamente, estan entrando ILEGAL...no se puede premiar eso y si deben ser por lo menos deportados, ¿ o sugiere que los reciban con banda en la frontera?..
    Antes de ver la paja ajena, miremos la nuestra: el trato a los nicas, como quemamos buses con gente adentro.etc.es facil ver y criticar lo ajeno!

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  3. Anónimo1:59 p. m.

    Aunque dicen que no hay gneraliciones validas, y simepre hay expciones a la regla,tabien es buneo sere honesto y no ocultar la realidad. NO quiero ni recordar al odisea de terror que vivi cruzando mexico.pero aun en usa hay que tner mucha tolerancia para convivir con ellos. Siempre que digo soy salvadoreno la primera escupida es que soy uncerote malparido, despues los mexicanos me cuentan de los miles de gaunacas ques se han pisado,y ya no digamos cuando el slavdor juega contra mexico es el de no acabar!!. Por mi posicion laboral he conocido historias peores,cipotas gaunacas que l padrasto mexicano se sienten con auoridad de cogerlas(sexo) cuando el quiera, vichos guanacos que sufren taleguedas diarias de los amantes mex. de sus madres.La agresiones fisicas y verbales por decir "vos".En las escuelas los agreden y despues quieren que celebremos el 5th de mayo y fiestas patrias? y los vichos majes se meten a particpar?. Entre en una tienda y pedi unos "fosforos" el tipo me los tira y me dice se llaman "cerrillos" entro un cubano y pidido fosforos pero al cubano no le gritaron? porque ni a los cubanos,ni alos colombianos,ni a otros se llevan con mexicanos,Rente un apartamento en un edificio cuando supieron que era guanaco empezaron a insultar a m,is hijos,cuentiar a mi mujer,me rayaron el carro y les ardia que yo tenia buena posicion profesional, mi companra de la universidad se graduo en sociologia, le pago el pasaje de venida de mexico a su suegra mexicana,y la suegra NO paro de llamarla "cerota,puta,..."y al marido le causaba risa?. PERO Dn MIguel es culpa de nosotros los slavadorenos y centraoemricanos PORQUE somos unos deshuavados,no portestamos, no respondemos,ni mucho menos reaccionamos, somos esclavos del miedo,los mexicanos me preguntan porque un pequeno salbeque y nos intimidamos tanmto?.Penzamos que ser gaunaco es ser boca de aguas negras,manejar una verba pornogarfica asquerosa,Platicaba con mi primo en N.York alla quizieron hacer lo mismo con Lo domicanos PERO alla los boricuas,y los domicanos les pararon su mierda a los mexicanos, alchilazo,.PORQUE los gaunacos somos tan deshuevados???

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  4. El día 26 de agosto fue la primera vez en mi vida que sentí verguenza de ser mexicano.
    La noticia de la masacre de San Fernando me golpeó el alma.
    Este inaceptable acto de barbarie desveló una realidad oculta para muchos y medio conocida para otros, pero que ahora a todos nos queda claro cuáles son y serán las reglas de este juego macabro de la migración pasando por territorio mexicano.

    Me sentí avergonzado también porque tengo hijos que son salvadoreño-mexicanos. Y ahora qué les voy a decir, como les explico?
    Tengo miedo que me pregunten, pero me horroriza más, imaginar el mundo en el que ellos van a vivir y al cual nos dirigimos aceleradamente.
    Las bandas como los Z han cerecido en tamaño y violencia, gracias a la red de corrupción que pulula en las intituciones mexicanas. En sólo unos pocos años han creado un ejército de matarifes que serían la envidia de Pablo Escobar.

    Me dan verguenza también, todos los que vivimos de ese "modelo económico" en el que el migrante es nuestra principal fuente de ingresos. Los pobres haciendo el trabajo que los poderosos no pueden hacer: generar ingresos para las familias pobres y mover la economía de un país.

    Me dan verguenza los gobiernos que lloran lagrimas de cocodrilo por sus migrantes, cuando ellos mismos fueron incapaces de darles oportunidades de una vida digna.

    Hay un sistema que opera entre el Río Bravo y el amazonas colombiano. Un sistema liderado por bandas de criminales, de distinto signo pero muchas que a veces son tan fuertes como cualquier ejército de la región. Este sistema funciona por la fuerte demanda de drogas, armas y mano de obra barata que está ligada a los Estados Unidos.

    Debemos de reflexionar en lo que pasará si seguimos en este "modelo de desarrollo", que ni siquiera es un modelo, sino que es algo impuesto por la necesidad pero que jamás nos va a sacar de pobres.
    Hay que pensar en el bienestar de nuestras generaciones futuras.

    Saludos
    Ricardo Clement

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  5. Anónimo4:55 p. m.

    Ha sido bueno el esfuerzo del periodista pero es un insulto casi producto de una visión igualmente miope no reconocer el esfuerzo tampoco retórico de los demás periodistas que también han hecho trabajo de los inmigrantes. Quizás es mejor ver su trabajo sin sostenerlo en la mediocridad de sus colegas, sin verlo como un dios. Es buen trabajo.

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  6. Anónimo1:04 p. m.

    Apreciado Miguel,
    Gracias por su comentario sobre la tragedia del Caserio San Fernando en Tamaulipas.

    Leí el comentario de Oscar Martinez en el Faro, Oscar sigue asestando dardos en la conciencia
    nacional, lo mismo q sus editoriales,por cierto muy valiosos. Uno de sus últimos comentarios-editoriales,
    el testimonio sobre la conferencia de la mandataria de Costa Rica , esta genial, Gracias Miguel.
    Tomo la oportunidad para compartir en esta comunión de humillación e indignación,una breve reflexión
    desde mi sentir pastoral.

    Con Saludos fraternos,

    Miguel Tomas Castro

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  7. Anónimo11:52 a. m.

    Lo máximo, usted si que escribe bien, que aprendan! Produce coraje ver commo nos tratan. Hay mexicanos buenos, es verdad, como el cura de Istepeque, que uted mienta, pero aqui no se trata de culpar a gente en particular, sino a un sistema de vida del que tambíen Mexico es victima y, en el caso nuestro, victimario. Ese sistema es el vicio que tienen los gringos: drogas.

    JLP

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  8. No es válido que el gobierno priísta desvíe los impuestos que pagamos usted, yo y todos los mexicanos a excepción de la clase política, por proteger a los migrantes; no es justo que nuestras comunidades sigan en pobreza extrema y con hambre mientras el presidente en turno vende votos a futuro. No se vale que los migrantes tengan protección policíaca mientras en mi calle la policía corrupta permite que asalten y vendan droga en mi casa o que violen a alguna mujer mexicana al amparo de un ministerio público incompetente. ¿Ya valoró las calles llenas de baches; el transporte público la seguridad, el ambulantaje y miles de problemas que aún no se resuelven? Por favor ya basta de ayudar a gente ajena que muy probablemente al rato te ande asaltando.

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