miércoles, abril 29, 2009

La peste

Miguel Huezo Mixco

“Aquí todo el mundo está en pánico”, me respondió mi amigo Pedro, cuando le pregunté cómo estaban las cosas en México a pocas horas del aparecimiento de la influenza porcina. Y agregó: “Esto una peste... Para releer a Camus”. Y eso hice.

Por una extraña casualidad, “La peste” de Albert Camus comienza, como la nuestra, un día de abril. El doctor Bernard Rieux sale de su habitación y se encuentra con una rata muerta en el descanso de la escalera. Más tarde, mira una enorme rata caminando de manera errática que cae manando sangre por el hocico.

El médico descubre que en la ciudad de Orán, donde tiene lugar la novela, las ratas transmiten una enfermedad mortal para los humanos. Debido a la epidemia que se cobra numerosas víctimas, las fronteras se cierran, los barcos mercantes no llegan al puerto y pronto casi no hay nada que comer. Mientras Rieux intenta hacer algo para ayudar a la gente, otros ofrecen explicaciones mágicas, como el sacerdote Paneloux quien considera la peste como un castigo divino ante el cual no hay más que resignarse.

Camus fue periodista, dramaturgo y ensayista. Ganó el Premio Nobel de Literatura cuando tenía solo 44 años de edad. Muchos lo recuerdan por las fotografías donde aparece con un infaltable cigarrillo. Dicen que fumaba incesantemente. Su infancia transcurrió en la pobreza. Su madre era analfabeta y su padre murió en combate cuando el pequeño Albert era solo un bebé. Fue un estudiante brillante y aficionado al fútbol pese a que enfermó de tuberculosis a los 17 años y nunca sanó del todo. Decía que una habitación miserable enseña más que todos los salones literarios.

Murió en la cúspide de su fama en un aparatoso accidente automovilístico. Lo enterraron su esposa Francine, sus vecinos y amigos en un sencillo ataúd de castaño. Las campanas de la iglesia del pueblo donde vivía no tocaron a muerto, pues no era un creyente. Camus rechazó los actos de fe, ya fuera en Dios, en la historia o en la razón.

A pesar de que (equivocadamente) se le considera un pesimista, en "La peste" está contenida su conocida máxima que dice que "en el ser humano hay más cosas dignas de admiración que de desprecio". Esta era una frase que, por alguna razón, me repetía mi amigo, el médico Edmundo Kessels. “La peste” era uno de sus libros favoritos. Pero a diferencia del héroe de la novela de Camus, Mundo sucumbió a la peste de aquellos días, en enero de 1981, en Cutumay Camones.

Los libros de Camus intentaron respuestas a las crisis humanas. En “El mito de Sísifo” cuestionó el esfuerzo inútil e incesante del hombre moderno y reflexionó sobre el suicidio. En "El extranjero" describió la vida de un hombre con una existencia ajena y escéptica, casi ausente de sentido. "La peste" es una alegoría sobre la impotencia ante la fatalidad, y una reflexión sobre la solidaridad humana.

La influenza porcina, la peste de nuestros días, con las apocalípticas imágenes de multitudes usando mascarillas, ya está teniendo un impacto en la socialidad de las personas. Como Adrian Monk, llevaremos toallitas para desinfectarnos las manos después de los saludos y los abrazos. Tendremos que mantenernos a distancia de los otros. Todos somos sospechosos de portar la peste. Basta un estornudo. Un acceso de tos. Sí, cuando en el mundo hay miedo y tapabocas, hay que releer a Camus.

(Publicado en La Prensa Gráfica, 30 de abril de 2009)

Foto: Adrián Monk

4 comentarios:

  1. Escribo desde México, mando un saludo, Miguel.. , cómo expresarte lo que tu poema " Si la muerte " ha significado para mi. Primero, fué de las primeras canciones que escuché de Diamanda Galás, simplemente me enamoré de su voz, de tus letras y cuando la gripe porcina nos tomó por sorpresa y el morir de influenza tenía altas probabilidades (Decían en la tele), no sabes qué sentido tomó esa bella canción. De pronto nos encontrabamos encerrados en nuestras casas sin poder salir, teatros, cines, parques, escuelas, carreteras, todo cerrado y los amigos sólo de lejos, decían que uno no debía saludar de mano ni de beso, pero cuando era necesario, la mayoría preferíamos arriesgarnos antes de perder ese contacto. Y de pronto todo estaba incompleto, te das cuenta que has dejado miles de cosas pendientes y cada una duele. Y de pronto surjieron versiones , de que si la epidemía era un invento del gobierno, que si Estados Unidos regó el virus para vendernos las vacunas y salir de su crisis, que si era como el chupacabras, que si habría devaluación, que si pagaríamos por nuestros pecados, que si esto , que si el otro... y así de pronto la epidemia se fué... la tele ya no menciona nada al respecto, se enfoca en la muerte de Michael Jackson o del 40 aniversario de la llegada del hombre a la luna. Y si hay algo que sacar de bueno de todo esto, fué que durante un momento de miedo quizás, todos reflexionamos y nos hicimos la pregunta: y si la muerte viene por mi ???. Mi padre cita un dicho que dice: "Cuando te toca aunque te quites y cuando no te toca aunque te pongas", jamás usó el cubrebocas.
    A Diamanda la conocí en Zacatecas, fué una de las experiencias más fuertes que he vivido, habia preparado el encuentro durante meses, hablaba poco el inglés y casi me había aprendido de memoría un dialogo que de alguna manera tenía la certeza de que así sería, con preguntas y respuestas jajaja... nada que ver con lo que pasó... se me olvidó absolutamente todo, sólo atiné a decirle.. " Hello Miss Diamanda, it´s my pleasure..." y enseguida olvidé todo. Ella trataba de hablarme en su Español y yo trataba de hablarle en mi Inglés, y a pesar de no ser los mismos, nos entendimos, sus grandes ojos verdes como de rayos X me escanearon, me descifraron,no se les puede ocultar nada, sus labios pronunciaron mi nombre y me sonrieron, creo que le caí bien.
    Una anécdota más, para el recuerdo.

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  2. Querido Carlos, gracias por tu comentario y la anécdota de tu encuentro con Diamanda. Te comparto la mía:
    http://www.scribd.com/doc/12910303/Mi-Muerte-y-Diamanda-Galas

    Un saludo, m

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  3. Hola qué tal Miguel, un fuerte abrazo y saludo desde México.

    Hace tiempo que leí de tu encuentro con Diamanda y no hace mucho que se presentó por acá con su gira llamada "Tus besos son como el fuego". Desde luego que "Si la muerte" no podía faltar y como siempre, maravillosa, obscura, hermosa y fria, se presentó "La Galás" para el deleite de todos.

    Como fan, pues ¿qué te puedo decir?, tu relato me ha gustado mucho, imagino el departamento en el octavo piso, la famosa gata, el piano, el desorden de hojas, sus gafas y la vista hacia el puente de Brooklyn.
    Conozco a esta mujer !!!, sé de su risa escandalosa, de su manera de hablar sin parar, sus ojos, su pelo y todo eso que no puedes creer que provengan de una mujer que en el escenario es lo que es y como bien decías, puede que su encuentro haya sido una cuestión de azar, pero !que buena historia es esta¡, la "Diva Dark" se encuentra con el "hombre-muerto" y ahora son amigos.

    Te agradezco mucho que hayas compartido tu encuentro con "La Serpenta" y que podamos tener algún tipo de comunicación a través de este medio. Ojalá me puedas regalar más de tí, de ella (como su correo por ejemplo ja) y por aquí te seguiré leyendo, de verdad que disfruto mucho de éste tu blog, del cual también aprendo.

    Vaya pues un saludo para tí y para los tuyos Miguel y muchas gracias de nuevo.

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  4. Carlos, mi correo es: mhuezom@yahoo.com
    Abrazos.

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