miércoles, abril 15, 2009

Encontré un caso de plagio

María Tenorio

Les voy a hablar de la indignación que sentí al encontrarme con un caso de plagio en la tarea de uno de mis estudiantes universitarios. Pero antes de contarles lo que descubrí, la forma cómo lo hice y cuáles fueron las reacciones de las partes involucradas, les confesaré algo que nunca en mi vida he contado a nadie. Una anécdota inédita, con pecado incluido y sin absolución.

Cuando estaba en sexto grado plagié un texto completo de una enciclopedia. Entonces no había Internet y para hacer los deberes usábamos libros. Mi profesora de lenguaje, la señora de Aguilar --cuya voz gutural y pelo blanquísimo son inolvidables--, nos dejó escribir una composición. Encontré un artículo que respondía a las indicaciones y lo transcribí con mi puño y letra, haciéndole mínimos cambios. Obtuve un reluciente diez que me hizo sentir triunfante. Y aunque entonces no sabía que aquello se llamaba "plagio", la formación en la culpa, que recibí por toneladas en aquel colegio religioso, me advertía que en mi práctica había deshonestidad y engaño. Con esa, entre otras cargas inconfesas y confesas, he vivido varias décadas.

Ahora paso a la historia reciente. Una noche, calificando tareas, me encontré con algo que me hizo fruncir el ceño: una frase que nadaba como un lindísimo pez azul entre un montón de chimbolos. Se trataba de una oración elaborada, que empleaba palabras sofisticadas y que contrastaba con el estilo más bien descuidado del resto del escrito. Ante la sospecha de que venía de una fuente pública, copié las palabras textuales en el buscador de Google y, para mi suerte o desgracia, las encontré intactas en un sitio web. Me puse como ya-saben-quién y estampé un cero en aquella página.

Al día siguiente, en el aula, esperé que todos salieran para llamar a la persona en cuestión, la miré con ojos de "te descubrí" y le entregué su "cero". Mi sorpresa fue darme cuenta de que mi estudiante no entendía qué había pasado con su tarea. Le hice ver que haber copiado y pegado una frase de un sitio web a su texto, sin citarla ni hacer ninguna alusión, constituía plagio. Pero me argumentó que ese delito se producía cuando se copiaba un texto completo. Parecía que hablábamos dos idiomas distintos. Mi malestar aumentó cuando buscó justificarse en la excusa de que "todos lo hacían". Valga decir que en la tarea de marras había más de una frase plagiada de más de un sitio web.

El plagio, como todo en la vida, es condenado o celebrado según dónde y cuándo se cometa. Alfredo Bryce Echenique, escritor peruano cuyos libros leí con delectación, fue acusado de robar íntegros más de una decena de artículos periodísticos. El gobierno peruano lo multó por ser plagiario en serie. Ese hombre es escritor, esa es su profesión. En otros ámbitos, como la publicidad o las artes visuales, copiar eslógans o imágenes es una práctica frecuente e incluso aceptada. Estampar a la Mona Lisa, con bigote y barbita de chivo, como hiciera Marcel Duchamp en 1919, es un acto de rebeldía artística que ha merecido atención y fama hasta el día de hoy. Nadie dijo que fuera plagio, sino parodia.

Vuelvo al campo que me ocupa. La vida académica tiene sus códigos y uno de ellos es el de no copiar ni plagiar. Aquí, yo pecadora, me erijo en guardiana de las convenciones. Copiar y pegar desde un sitio web es plagiar, aunque sea una sola oración.

7 comentarios:

  1. Anónimo9:18 a. m.

    En primera instancia, creo que tienes toda la razón, también siento que has sido duramente estricta, pero cada quien sabrá lo que quiere calificar.
    Eso si, a esa persona que entregaste tan glamoroso “cero”, jamás se le va a olvidar (tu nombre, por lo menos, jajaja) y es una experiencia que mejor vivirla a ese nivel, no vaya a salir erudito el o la joven en cuestión (que lo dudo…) y le toque aprenderlo después con una buena multa.

    La moraleja de esto, para mi es: si van a “pegar o copiar algo textual (hacer trampa…)” aprendan a hacerlo… como todo en la vida… sino, mejor no lo hagan, ya que terminaran en el mejor de los casos con (como…) un “GRAN CERO”

    ALJ

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  2. Creo que, por el plagio, se te pasó la mano, pero lo que es imperdonable es la deslealtad hacia sus compañeros, al delatarlos, buscando ampararse en el "mal de muchos, consuelo de tontos". O en que la impunidad es válida, cuando es general. Esa es una de las taras de conducta que nos han llevado a la crisis moral que vivimos en la actualidad.
    Por la primera falta, yo le hubiera bajado dos puntos, pero por la segunda, me hubiera quedado debiendo.
    Un abrazo.
    Carlos.

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  3. Anónimo5:55 p. m.

    Copiar una frase no me parece grave, aunque amerita sanción, pero no tan drástica como la que impusiste jaja
    Yo creo que lo ideal es citar -siempre- la fuente.

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  4. La moraleja, evidentemente, no es otra cosa que la imperiosa necesidad de asegurarnos de que lo que plagiamos no aparezca en ningún buscador de internet.
    :P

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  5. María, y esa señorita Aguilar era del Corazón de María o de La Floresta?

    Si era aún de tus tiempos en el corazón de María, creo que a mí también me dio clases.

    Y yo sí estoy de acuerdo en el cero.
    Cuando mis estudiantes plagian, que ya lo han hecho, les coloco el link además y les muestro el cambio de registro, la obviedad pues.
    Lo que hago es devolver el trabajo, sin nota.

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  6. Como profesor universitario, me encuentro a menudo con dichos plagios, y cada ciclo que pasa con mayor incidencia. Los sitios web www.elrincondelvago.com, www.monografias.com y blogs de mismos estudiantes que colocan sus trabajos invitan a seguir haciéndolo.

    Siempre que he encontrado algo plagiado, pongo CERO y a diferencia tuya lo hago público no sólo al aula, sino al decanato.

    Si lo considero durísimo, pero una decisión necesaria. En este país no tenemos tiempo ni chance para perdonar esos errores a los estudiantes. Debemos cortarlo de tajo para que en un futuro no se les ocurra cometerlos, cuando sean legisladores, ministros, magistrados o presidentes (es decir, cuando el daño que hagan no les afecte sólo a ellos, sino que a todos los demás).

    No tiene nada de malo usar fuentes bibliográficas (aún por malas que sean) mientras las citemos correctamente, de manera que no las hagamos propias.

    Te felicito y te apoyo en tu decisión, al contrario de los demás comentarios que te consideraron estricta, yo creo que actuaste correctamente y que fuiste muy comprensiva al haberlo hecho de forma privada.-


    DMM

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  7. Anónimo11:13 p. m.

    El cero está bien ganado y si en nuestro país se eliminara el sentimiento de que estos "pecaditos" son permisibles, ¡cuantos pecadotes nos ahorraríamos más adelante!
    En Estados Unidos las universidades piden a sus estudiantes que todos sus monografías sean entregadas a través de sitios como turnitin.com. No solamente verifica plagio de textos en libros, papers o páginas web, sino además de trabajos que hayan sido sometidos por estudiantes en el pasado. Olvidar una cita, indicar en comillas que la frase fue de otros, hasta usar demasiados textos externos...todo es condenado. Y el alumno tiene que trabajar, crear, analizar y expresar. Será que esto no se puede aplicar en nuestras instituciones?

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