Miguel Huezo Mixco
En Perquín, Morazán, uno de los mayores
campos de batalla de la guerra civil, se ha puesto en marcha un innovador
proyecto educativo. El colegio Amún Shéa tiene como fin crear un nuevo tipo de
liderazgo comunitario utilizando como palanca la educación. Después de seis
años de silencioso trabajo sus resultados son prometedores.
El poblado, de unos 4 mil habitantes, está en el corazón del antiguo
mundo lenca. En la lengua de los antiguos habitantes del nororiente
salvadoreño, Amún Shéa significa “tierra de semilla”. El centro escolar es una
iniciativa de la Fundación Perquín
para el Fomento de Oportunidades Educativas (PEOF, por sus siglas en inglés), una
entidad sin fines de lucro presidida por Ron Brenneman, un norteamericano que
llegó al país en 1987 para trabajar por el retorno de millares de familias
salvadoreñas que abandonaron sus lugares por causa del conflicto.
En su libro “Perquin
musings. A gringo´s journey in El
Salvador” (2013) Brenneman relata que después de muchos años presenciando cómo
los proyectos de desarrollo derramaban dinero sin conseguir mejoras sostenibles
en la vida de las personas, llegó a la convicción de que la única manera de
esquivar la trampa de la pobreza es invirtiendo en la educación de los niños y
niñas. Se puso manos a la obra. El centro educativo, ubicado en un paraje
montañoso es una realidad. Imparte clases hasta el octavo grado y no hay duda
de que está creando una generación de niños con una iniciativa y empoderamiento
asombrosos.
“Educar es importante pero no se trata de cualquier tipo de educación”,
asegura Brenneman. Su filosofía se sustenta en tres ejes: provocar un cambio
cultural que transforme las actitudes de los niños frente a sus limitaciones y
les prepare para asumir responsabilidades en su comunidad; poner en marcha un
proceso de enseñanza-aprendizaje relacionado con los problemas de desarrollo
socioeconómico de la zona; y crear oportunidades de trabajo digno para reducir
la fuga del capital humano calificado y superar el estancamiento
socioeconómico.
El recientemente publicado Informe sobre Desarrollo Humano 2013, del PNUD, sostiene que los rezagos económicos y sociales del país tienen a la base un sistema educativo que viene arrastrando deficiencias desde hace 200 años, y hace un llamado urgente a convertir la educación en un pilar del bienestar de la sociedad. El documento sugiere que El Salvador obtendrá mejores frutos en materia de desarrollo cuando caiga en la cuenta de que las principales inversiones deben realizarse durante la infancia y la adolescencia, una etapa crucial para la potenciación de las capacidades y libertades de las personas.
Amún Shéa está poniendo a prueba esta afirmación del PNUD, implementando en las montañas de Morazán un “modelo” construido a partir de las necesidades de su contexto.
El pasado mes de octubre, con Everardo Rivera,
director de la ESEN, asistimos a una serie de presentaciones sobre el uso de
remesas en el norte del departamento, la medición de la precipitación pluvial
de este año, la crianza de tilapias para autoabastecimiento y hasta una
demostración sobre la aplicación de la sucesión de Fibonacci, realizadas por
niños entre 6 y 14 años de edad.
Actualmente, la PEOF gestiona apoyo
financiero de entidades o filántropos nacionales y extranjeros interesados en
facilitar acceso al programa a más niños y niñas, y en cualificar lo hecho
hasta ahora. Para El Salvador es decisivo invertir en educación de calidad en
zonas tradicionalmente rezagadas de las políticas públicas. Para el PNUD la
inversión del estado en este rubro debiera alcanzar el 6% del PIB. ¿Es mucho? Derek
Bok, quien fue presidente de la Universidad de Harvard, dejó dicho: “Si crees que la educación es cara, prueba con la
ignorancia”.
Foto: aula en el Centro Escolar "Amún Shea", Perquín
(Publicado en La Prensa Gráfica 28 de noviembre de 2013)
feliz navidad, y que en 2014 escribas miles de poemas, saludos:
ResponderEliminar"Morel-