miércoles, julio 18, 2012

Como niña de kínder

María Tenorio

¿Usted ha visto cómo los niños de kínder se la pasan jugando, experimentan con materiales, hacen “arte”, crean libremente? Antes de entrar en la seriedad de primer grado, ir al “cole” para ellos es maravilloso. Pues, la semana pasada experimenté en carne propia, por primera vez en la vida, una experiencia semejante a la de la escuela parvularia contemporánea: bailé, canté rap, recorté y pegué papeles de colores, dibujé y coloreé, modelé plastilina, escribí un cuento breve, representé una obra de teatro, e hice amigos de otras instituciones y de otros países. Me la pasé genial, aprendí mucho, y terminé agotada y sudada, como niña de kínder.

Todo eso lo viví en el taller de lectoescritura e interpretación creativa, titulado Pre-Textos, que tuvo lugar en la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN) del 9 al 13 de julio. Este espacio formativo es ofrecido, desde el 2007, por la Universidad de Harvard y su iniciativa Cultural Agents en distintos países del mundo para enseñar, combinando la literatura y el arte, cómo desarrollar en los jóvenes la curiosidad intelectual, estimular el pensamiento crítico y fomentar la participación ciudadana. El taller fue guiado por la académica norteamericana Doris Sommer, creadora de la iniciativa, y sus estudiantes Gabriela Poma-Traynor, salvadoreña, y Jerónimo Duarte, colombiano.

En este taller se mezclan, como ingredientes insustituibles, un fragmento de “alta” literatura, entendida esta como un texto desafiante intelectualmente para el nivel de los estudiantes; abundantes dosis de creatividad, expresada en diversidad de lenguajes; voluntad de participación activa de parte de todos los talleristas; y una sólida fundamentación crítica que retoma prácticas culturales latinoamericanas y elementos de teoría literaria. A continuación, le cuento, con algunos ejemplos, cómo fue la dinámica de Pre-Textos en su primera edición salvadoreña.

El primer día todos los participantes --profesores, artistas, capacitadores y algunos estudiantes-- recibimos un fragmento de dos páginas de Prometeo encadenado de Esquilo, un texto antiguo en verso, con muchas palabras rebuscadas y figuras literarias. Arrancamos con “la fábrica de tabaco” que consiste en que alguien lee en voz el alta el texto mientras los demás se dedican a una actividad manual. Para el caso, todos los talleristas diseñamos y produjimos portadas artesanales para el clásico griego. El equipo de Harvard traía planificada la jornada inicial con otras dinámicas como la de “retratos hablados”, “hazle preguntas al texto”, “intertexto” y “literatura de cordel”. La información sobre ellas está recogida en el Texto de partida disponible en línea. 

La creatividad la seguimos desplegando todos los participantes quienes, a partir del segundo día, nos volvimos facilitadores: guiamos actividades artísticas o lúdicas para continuar la exploración de las posibilidades de Prometeo. Así fue como algunos compañeros nos hicieron cantar rap a partir de los diálogos entre Hermes y el titán encadenado; otros nos pusieron a escribir cuentos y monólogos, a transformar objetos cotidianos en elementos de la obra, a producir sellos de foamy, a esculpir algún personaje, a tomar fotografías artísticas, entre otras dinámicas.

Este taller, que a simple vista parece un juego de niños, se alimenta de la reproducción de prácticas culturales latinoamericanas y teoría literaria. La dinámica del libro artesanal, por ejemplo, se inspira en las editoriales cartoneras que nacieron en Argentina a raíz de la crisis del 2001 y que han proliferado en distintas partes del continente, incluso en nuestro país. La fábrica de tabaco recupera la lectura en voz alta que un lector realizaba en las tabaqueras de Cuba desde el siglo XIX y que convirtió a sus trabajadores en uno de los sectores más cultos y politizados de la isla. El teatro foro, que desarrollamos en la cuarta jornada, viene del llamado “teatro del oprimido” del brasileño Augusto Boal, que promovía, en los años sesenta, la intervención voluntaria de personas del público en el escenario.

Uno de los principios del taller es el espíritu de riesgo, promovido por Paulo Freire, para fomentar el pensamiento libre y creativo. Esto implica, desde la posición del profesor, arriesgarse a no saber cómo saldrán las cosas, en vez de atenerse a un programa detallado de insumos, métodos y resultados. Como docente, Pre-Textos me cuestiona la forma de interactuar en el aula. La pregunta que me hago, por ahora, es ¿en realidad funciona esta metodología para que los estudiantes aprendan a disfrutar la lectura? El otro año, muy probablemente, me arriesgaré a romper paradigmas con mis alumnos hasta que todos quedemos cansados, pero contentos.

Enlaces:

Fotografía: Talleristas de Pre-Textos El Salvador

1 comentario:

  1. Qué excelente la pedagogía y la didáctica del taller, haré algo así con mis alumn@s :)

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