miércoles, febrero 02, 2011

Visita a la casa de Farabundo

Miguel Huezo Mixco

“Ayer cumplió un año de muerto Agustín Farabundo Martí. Queremos dedicar a su memoria estas breves líneas; primero, porque fue nuestro amigo y varias veces estuvimos a solas conversando de las cosas del espíritu, cosas que han movido nuestras naves, cada una por su ruta”. Quien escribe estas palabras es Salarrué, aquel gigantón de ojos azules, pintor, poeta y narrador, amigo de los viajes astrales, y a quien nadie se atrevería a señalar como un hombre violento.

Como nada, se cumplieron 78 años del fusilamiento de Martí y de los estudiantes Alfonso Luna y Mario Zapata, ocurrido un día 1º. de febrero, en uno de los costados del Cementerio general de San Salvador. 78 años y en El Salvador la sola mención de su nombre todavía levanta polvo. No es algo que nos deba extrañar. Nuestro libro de historia se ha cosido a balazos, a menudo frente a un pelotón de fusileros. Si no, allí están para probarlo Francisco Morazán, Gerardo Barrios y Víctor Marín, el héroe del levantamiento de 1944 contra Martínez.

Más allá de las circunstancias específicas en que ocurrieron, y de las intrigas y decisiones políticas que las provocaron, aquellas muertes elevaron a sus víctimas a la categoría de héroes; héroes polémicos, como debe ser.

Al acercarse la efeméride, a sugerencia de un par de amigos, fui a conocer la casa de Martí. El viajero solo necesita tomar la carretera del litoral en el puerto de La Libertad y avanzar hacia occidente. Después del tercer túnel, al llegar a la playa La Perla, podrá leer el rótulo que indica, en dirección norte, el desvío a Teotepeque.

Se asciende por una calle en buen estado que serpentea entre colinas y árboles centenarios. Teotepeque está enclavado en medio de la cordillera del Bálsamo, a más de 500 metros sobre el nivel del mar. La casa de Martí está a un lado del parque principal. Imposible perderse. Es un caserón de madera ennegrecida por el tiempo. Además, al frente hay un busto de Martí. Algún vándalo (o adversario) le arrancó a golpes la mitad de la nariz, lo que le otorga un aire entre ridículo y sufriente. Eso, y nada más. Parece otra de esas operaciones de olvido, a la salvadoreña.

En ese lugar nació, el 5 de mayo de 1893, Agustín Farabundo, hijo de Pedro Martí y Socorro Rodríguez. Al llegar a la adolescencia abandonó la casa, primero, para estudiar en el colegio salesiano Santa Cecilia, y luego en la Universidad de El Salvador. Después vinieron la cárcel, los exilios, la guerrilla de Agusto C. Sandino, el regreso y el paredón.

“El sembrador desconocido”, lo llamó Salarrué en aquel texto olvidado, que debió redactar un año después de su fusilamiento, en medio de la cacería de brujas que siguió al alzamiento y la matanza de 1932. Salarrué tenía entonces 35 años y aun no había publicado sus célebres “Cuentos de barro” (1934). Su franco retrato de Martí nos dejar ver a un personaje distinto a la imagen de demonio rojo promovida por sus adversarios, y también distinto de los clichés utilizados por quienes se reconocen como sus seguidores. “Martí, por su calidad de hombre de ideal, de renunciador, de héroe, no por sus ideas, sino por su entereza e inegoísmo para sostenerlas, se merece la admiración de todo hombre bueno”, dejó dicho Salarrué.

Me acerqué y toqué la puerta. Por supuesto, nadie abrió. Hicimos las fotos de rigor, dimos una vuelta por el pueblo y nos encaminamos de regreso a la carretera.

(Publicado en La Prensa Gráfica 3 febrero 2011)

Fotografías de la casa de Martí, en Teotepeque, La Libertad

4 comentarios:

  1. Interesante y revelador artículo, no pensé que la casa de Martí siguiera de pie, aunque tengamos esos "olvidos a la salvadoreña" al menos todavía podemos acercarnos al mundo de ese personaje tan polémico, pero a la vez, tan imprescendible para nuestra historia moderna.
    Solo una corrección (con el perdón) pero Jorge Arias Gómez en su libro autobiográfico señala, que el nombre de Martí era Agustín Faramundo Martí, y que a él no le gustaba mucho el Farabundo. Cosas de la vida, y de la historia...

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  2. Hace una década casi, un académico costarricense, BSC, me mostró unos manuscritos de FM. Me gustó su prosa. La temática era variada. Pero uno en particular me llamó la atención, es una crónica sobre su caminata-paseo preferida por los 'alrededores' de su pueblo: recorrer el circuito de caminos vecinales que va de Teotepeque a Jayaque. Ese escrito mezcla una apasionada denuncia de lo que él considera injusto con una descripción justa de aquelllos paisajes.
    Pues un día de estos hice la 'misma' caminata, y sí, me resulto más grata que amarga. Las consabidas advertencias no me detuvieron: '¡Te van aviolar y después se van comer tus entrañas!'. Bueno les dije, ni modo.
    Me pregunto que hubiera pensado FM ahora que hay un presidente que llegó al poder amparado por un partido que lleva incrustado su nombre, y supiera que algunos miembros influyentes o sus familiares, de ese tembeleque-tentempié que es éste partido-gobierno, han comprado gracias al privilegiado acceso que ahora tienen a la información (como lo hicieron antes los areneros), varias de las propiedades que él atravesaba en su paseo 'favorito', pero que inegoistamente hubiera querido para el disfrute de todos.
    La caminata Ciudad Arce-El Congo también es bonita. Con todo y el montón de cerros pelones y el acecho del miedo a cada paso. ¡Ay, El Salvador!
    ¡Feliz tanatocumpleaños, ¿Faramundo?!

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  3. Me gustó mucho tu artículo de hoy. No he visto las fotos aún, porque este tren de oficios domésticos me deja poco tiempo para conectarme a la red mundial. Te dejo unos comentarios breves y un saludo.

    a) Al Frente se le olvidó (quién sabe por qué razón) el centenario natal de Farabundo en 1993. El único que sacó un escrito fue Escobar Galindo. Fuera de eso, puro silencio.

    b) La gente olvidó ya que Agustín Faramundo (su nombre según su partida de nacimiento, lo cual generó problemas a la hora de inscribir legalmente al FMLN en el Tribunal Supremo Electoral) era hijo de una familia de muchos recursos. ¿De dónde salió eso de que nació en esa casona? Creo que esa es otra más de las ficciones "a lo wanako", porque ni Arias Gómez dio un sitio específico para ese alumbramiento.

    c) ¿Farabundo era teósofo, como Salarrué, Hernández Martínez o Guerra Trigueros? Te dejo es inquietud que siempre he tenido.

    d) Salarrué publicó ese texto el mismo año en que publicó Cuentos de barro, en 1933. Hay una versión en CIPACTLY, una revista literaria y teosófica que circuló en San Salvador entre 1931 y 1951, dirigida por un intelectual gay. Por eso, cuando él murió, su familia quemó su archivo y se deshizo de todo, para que no quedara ni rastro de las "mariconadas" que ese personaje hacía. Así es la memoria familiar y colectiva. Si te interesa ver la revista, un día de estos que te des una vuelta por NYC hay una colección completa en la Biblioteca Pública de Nueva York, aunque también puedes ver otra colección casi completa en la Hemeroteca del Ayuntamiento de Madrid, en el complejo cultural de la calle del Conde Duque. Igual, podés comprar la colección completa en microfilme en la NYPL, que es como yo la tengo en mi casa de El Salvador.

    e) Y hablando de NYC, ¿por qué será que nadie ha querido seguirle la pista a los meses en que Farabundo vivió en esa ciudad gringa, mientras buscaba el apoyo del Socorro Rojo Internacional, una institución moscovita que tenía su base para América en esa megaurbe?

    Carlos Cañas-Dinarte

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  4. Anónimo8:31 p. m.

    Vivo en Teotepeque desde hace más de veinte años y quiero decirle que este lugar no solo es la cuna de Farabundo Martí, sino un lugar mágico, en el cual abundan leyendas e historias acerca de Farabundo y de los padres de él, anécdotas que los ancianos juran que son ciertas, no inventadas y por lo tanto un lugar candidato a Pueblo Turístico, pero desgraciadamente las personas que lo gobiernan localmente no le ponen atención a la riqueza cultural que se puede encontrar en Teotepeque.- La casa que usted vio, tiene infinidad de historias, por ejemplo en esa casa funcionó hace muchos años la primer planta eléctrica que se hacía funcionar con gasolina o diesel, no estoy muy segura y con la cual se abastecía de energía eléctrica a los barrios del municipio, así mismo había alumbrado público, el cual se debía apagar cada mañana y encender cada noche de forma manual.- Esa casa vieja de madera, fue el primer cine en Teotepeque, en esa casa también se celebraron infinidad de eventos: fiestas rosas, bodas, cumpleaños, etc.- También funcionó un kinder. Sirvió de rastro, pues se destazaba ganado para abastecer de carne a la población.-
    Algo más Farabundo no nació en esa casa, sino en un lugar llamado hacienda Aguacayo, pero como su padre era dueño de casi todo Teotepeque, el niño creció, entre las haciendas de El Sauce, Aguacayo, y las casas que poseían en el centro del municipio.
    Lo anterior me lo comentó un anciano que ya murió, se llamaba Miguel Grande, este señor me comentaba que el padre de él había trabajado con don pedro Martí y que cuando Farabundo tenía solo cinco años, en cierta ocasión ordenó a los corraleros (cuidadores de vacas) que repartieran toda la leche ordeñada entre los mozos de la hacienda, cosa que no querían hacer,. pero el niño con mucha autoridad les dijo que sino lo hacían ordenaría que los azotaran, por lo tanto le obedecieron, el problema fue cuando el padre de Farabundo se enteró, el que los quería azotar era don Pedro Martí, pero según me comentó don Miguel Grande, don Pedro Martí comprendió que su hijo lo había hecho por los buenos sentimientos que tenía, así que no pasó a más el incidente, pero desde entonces creyó que lo mejor era alejar al niño del lugar por eso lo mando a estudiar lejos, lo malo es que cuando regresó tenía ideas peores y allí vinieron los problemas que culminaron con su fusilamiento.- También me comentó que Farabundo en diversas ocasiones sacaba quesos de su casa y los repartía entre los trabajadores la hacienda.- LA HACIENDA EL SAUCE AUN EXISTE.- El piso del corredor de la casa es empedrado.
    Así mismo en Teotepeque se dice que el padre de Farabundo era pactado y que cada cinco de mayo un caballo blanco viene al centro del pueblo y entra a la casa, se dicen muchas cosas, incluso alguien me dijo de un amor secreto, pero lo mejor es no dar tanto crédito porque pueden ser cosas falsas.
    Gracias, espero no molestarlo.- Ah y venga más seguido a Teotepeque, visite algunos de sus cerros, son lugares muy bonitos, de paisajes bellos, lástima que a nadie le interesa promoverlo.-Aquí aun hay tranquilidad, no hay delincuencia como en la ciudad.-
    Por cierto el 5-2-2011, se realizará un acto conmemorativo del fallecimiento de Farabundo frente a la "CASONA" de madera que usted vio, habrá exposición de fotografías históricas y se abrirá la casa al público. Sabe, a mi me gustaría que algún día el Estado se ocupe de esa casa y la convierta en CASA DE LA CULTURA, para que la restauren y se mantenga siempre bonita. Venga lo invito, claro si tuviera tiempo de venir!

    Lissette de Meléndez.-

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