miércoles, julio 07, 2010

El lugar del cuerpo

María Tenorio

Elena tiene una vida secreta: por las noches su hermano se mete en su cama y la viola. Jamás habla de eso con nadie, pero luego de un silencio de décadas lo cuenta en una novela. Una novela corta que habla sobre su huída, su obstinada búsqueda del placer y su imposibilidad para reconciliarse con el mundo. 

El lugar del cuerpo (Alfaguara, 2009) cuenta la vida de una latinoamericana que se estableció en Europa, volvió a su país luego de treinta y un años sin visitarlo, con el prestigio de varios libros publicados. Es la narración del desencanto de una mujer “exitosa” que luchó por amar y nunca lo consiguió. Es la historia de una mujer sola a las puertas de la muerte.

Con lenguaje fracturado, el boliviano Rodrigo Hasbún (1981) construye este texto donde mezcla, en proporciones justas, temas que no pasan de moda: el incesto, la migración, el amor, el sexo. Lo hace sin aludir, casi nunca, a topónimos; jamás menciona cuál es el país o la ciudad de origen de Elena o de sus varios maridos. Tampoco emplea muchos nombres propios ni ofrece mayores referencias para que el lector se ubique.

Este libro, que llegó a mis manos por la gracia de una amiga que estudia un posgrado en Bolivia, me recuerda, en varios sentidos, la narrativa de estas latitudes. Bien podría considerarse hermana de El desencanto, la novela de Jacinta Escudos que habla sobre los múltiples experimentos sexuales de una chica que no se siente a gusto con ninguno. También, por la crítica y ridiculización del país de origen de Elena, recuerda a El asco, de Horacio Castellanos Moya.

Pero, en cierto sentido, El lugar del cuerpo excede a sus pares salvadoreños al atreverse a atacar no solo al país o al sexo, sino la misma profesión del escritor: “Hay escritores que todavía creen que sus libros sirven para algo. Hay escritores todavía comprometidos con su sociedad, como si ellos fueran mejores hombres que todos los demás y pudieran cambiar algo” (p. 93), dice Elena cuando asiste a una mesa redonda para presentar su último libro, el primer libro de este autor desconocido que se llama Rodrigo Hasbún.

3 comentarios:

  1. Francisco Metzi6:09 a. m.

    Me llama la atención el tema de esa novela boliviana, que quisiera tener el rato de leer. Como sanador de cuerpos y almas, entre lo más conmovedor y perturbante es el profundo trastorno a la visión del mundo, del amor y de la alegria que representa la violación (generalmente repetida y acompañada de amenazas chantajistas) de jovenes, vease niñas, por parte-- casi siempre-- de familiares (padres, tíos, hermanos, primos...) Actualmente tengo la excepcional privilegio de tratar a una niña dxe 7 años a los pocos meses de un tal incidente-- privilegio porque ojalá ella no va sufrir tanto como las otras. "Las otras" suelen consultar con mil y un síntomas y somatizaciones y uno se pregunta ¿de donde puede venir tantas cosas? Pues, de la energía básica, sostendor y dador de vida. Es dramatica. ¡Que Díos y Humandidad salva a nuestras hijas!
    un abrazo a los dos,

    F. Metzi

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  2. Yo también tuve el privilegio de leer y analizar esta obra tan dramática y finalmente llegué a la conclusión:
    Cuando una niña es ultrajada sexualmente suele darse dos tipos de conductas en la vida adulta.
    Una podría ser de timidez y aberración hacia los hombres, y la otra es en la búsqueda del placer sexual sin un sentimiento de amor que la lleve a ello, lo que para Sigmund Froid llama personas poliamorosa, aunque emocionalmente no las lleve a la sexualidad por amor, sino al sexo por placer cómo algo reprimido que sacar.

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  3. Novela que también adquirí como libro recomendado a través de una amiga salvadoreña que estudió en Bolivia .

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