María Tenorio
Margarita me presentó a Nátali hace unas semanas. Su nombre no se me hizo extraño: Nátali era una de las recomendaciones de amistad ("Personas que quizás conozcas") que aparecía con cierta frecuencia en mi página de Facebook (FB). Así lo dije, con toda espontaneidad, provocando risas ajenas. En otras palabras, FB se había anticipado a la realidad. Hoy, por supuesto, Nátali y yo mantenemos el contacto en la red social virtual.
No puedo afirmar, como otros, que FB haya cambiado mi vida. Pero sí es cierto que ha generado un entorno que tiene una dinámica propia, una especie de realidad paralela, como esas que Borges imaginaba. Me gusta aprovechar ese entorno para múltiples fines, desde informarme, pasar el rato o comunicarme con gente a la que no suelo ver, hasta vender mis creaciones de bisutería o mostrar los textos que publico. De vez en cuando, como en el encuentro con Nátali, FB y la realidad se trenzan, y uno confirma que la dimensión paralela no es, de ningún modo, meramente imaginaria.
Aquí cabe recordar algo que aprendí en una clase del profesor Ignacio Corona sobre la narración de hechos ficticios o reales. Ambos se pueden verter en los mismos modelos narrativos (crónica, cuento, novela, reseña histórica, etc.); la diferencia no radica en la forma, tampoco en el contenido. Un texto de ficción y uno de no ficción solo se distinguirían por la materia extraliteraria de los cuerpos --vivos, adoloridos, gozosos o muertos-- que están detrás de un escrito basado en hechos reales.
FB, en buena medida, podría compararse con esa narrativa de no ficción: detrás de cada cuenta con nombre propio está el correspondiente cuerpo sustentándola y alimentándola. En ese sentido esa dimensión paralela tiene textura física e incluso podría materializarse en un momento dado. Me ocurrió una tarde, en la presentación del documental "Mujeres en el camino" de Marcela Zamora: el semivacío auditorio de Fepade encarnaba más de la mitad de mi entorno FB. Sin embargo, también podría darse el caso de que alguien se invente nombres ficticios para crear cuentas (dice Umberto Eco que signo es todo lo que puede usarse para mentir). Que alguien decida desdoblarse, que se ensaye como personaje, que juegue con los que están de buena fe.
En mi entorno FB tuvo lugar, hace unas semanas, el aparecimiento de una chica guapa a la que nadie conocía pero que todos --caballeros, en su mayoría-- comenzaron a agregar como amiga. Roberto escribió en el muro un llamado de alerta: puede que esta mujer sea la creación de alguien que quiere infiltrarse en la red de periodistas. ¿Para qué, podría preguntarse usted? Pues para mantenerse al tanto de las informaciones que se intercambian, los temas que se discuten, las quejas que se profieren, las filias y las fobias que se revelan. La sospecha no me pareció infundada: todos sus amigos pertenecían al gremio periodístico salvadoreño, pero nadie la conocía de nombre ni físicamente. La chica sigue activa en FB y tiene 125 amigos, 46 de ellos en común con esta que escribe. Aun no sé si alguien da fe de su existencia corpórea.
Cómo agregar amigos en FB
Conocer a alguien previamente es tan solo uno de los criterios para aceptar o agregar amigos en esta red social, de acuerdo con un estudio realizado por alumnos de Sicología de la Universidad de Buenos Aires. Aunque presumo de ser selectiva a la hora de modelar mi entorno FB, he de confesar aquí que no conozco físicamente a todos y cada uno de mis contactos o "amigos". Muchas veces agrego personas (amigos de mis amigos, o amigos de los amigos de mis amigos) con quienes comparto intereses, vislumbro afinidades o conozco de referencia. (Otras veces agrego gente por ansiedad.)
Por ejemplo, si me pide amistad alguien que es amigo de la Elena, de Élmer o de Miguel, probablemente lo aceptaré. Es el caso de Javier Ramírez Nadie, a quien no tengo el gusto de conocer físicamente, pero sé que es chero de mis cheros, estudiante de la UCA, bloguero, escritor, etc. En cambio, si quien me pide amistad tiene en común conmigo solamente sitios institucionales (como PNUD, Política Estéreo, la Secretaría de Cultura o Contrapunto) o personalidades públicas (como el columnista Paolo Lüers, la escritora Jacinta Escudos o la académica mexicana Rossana Reguillo), es probable que no acepte su amistad. La referencia es demasiado vaga, puede tratarse de un mero coleccionista de contactos. Y me resisto a ser coleccionada.
Aceptar indiscriminadamente todas las solicitudes de amistad es un patrón frecuente en los jóvenes de 15 a 20 años llamados "nativos digitales", según el estudio argentino, y en las personalidades de perfil público, agregaría yo. Entre los "inmigrantes digitales", mayores de 30 años, lo usual es hacer amigos en FB a partir del conocimiento previo o de los intereses en común, trasladando al terreno virtual, en términos generales, las relaciones que mantienen fuera de la red.
Entre mis amistades FB figuran amigos, parientes, excompañeros de estudios y de fiestas, y colegas del trabajo con quienes he tenido vínculos afectivos. Pero también, gente dedicada a los múltiples oficios de la escritura y la creación estética, que suelen "colgar" enlaces a fotografías, blogs, noticias o sitios web que pueden resultarme interesantes y a quienes puedo reciprocar con lecturas, escrituras y otras producciones. No niego que los contactos se me han crecido demasiado y es posible que tenga gente que me colecciona como un nombre más (y viceversa). Creo que mi entorno FB pide una limpieza.
(Publicado en Contrapunto, 20 julio 2010)
Ilutración: Joven sentada en un cementerio, de Eugene Delacroix
Tu entrada me hace recordar mi relación con el entorno FB. En un inicio (hace 2 años) fui coleccionista. Me di cuenta que me interesaba poco o casi nada las aventuras de los juegos en los que la mayoría de ellos estaba (la famosa granja virtual o la guerra entre mafias, o esas frases de autores o personajes que la gente consulta). Ahora me cuido de no tener más de 120-125 contactos, siguiendo eso que leí alguna vez que el promedio de contactos sobre los que se puede tener un mínimo de seguimiento son 150. Definitivamente, no soy una nativa digital. Abrazos, María!
ResponderEliminarNo me conoce ni la conozco, pero cada vez que alguien escribe sobre las “bondades” de Facebook, (cara de libro), no puedo evitar dar mi opinión.
ResponderEliminarRealmente me choca ese concepto de amistad inventado por FB, cuyo slogan debería ser “con amigos así, para que enemigos”.
La amistad antes de este fenómeno, solía ser una suerte de hermandad de pocas personas en las que uno confiaba ciegamente, en palabras de Antoine Saint-Exupéry, “tener un amigo no es algo de lo que pueda ufanarse todo el mundo”. Habría que decirle a nuestro amigo de El Principito, que le diga al enano que habita ese planeta de mentiras, que se baje de esa nube, que hoy gracias a FB es posible tener más amigos que una miserable rosa o 3 volcanes, que hoy gracias FB, la amistad es todo lo contario a su teoría, es decir, se puede tener por amigos a todos aquellos que no son tus amigos, aquellos que nunca lo fueron, que nunca quisiste que lo fueran y que nunca lo serán y que sin embargo, ahora lo son.
Hace algunos años, salvo a Roberto Carlos, a nadie le interesaba tener “un millón de amigos”. Hoy eso no es solo un sueño, sino una espantosa realidad, en la que muchos trabajan arduamente. En FB entre más “amigos”, más popular se es. Decía Pío Baroja “solo los tontos tienen muchas amistades. El mayor número de amigos marca el grado máximo en el dinamómetro de la estupidez”. Aunque la frase es sabia, quien la dijo murió en 1956, hoy ya no hay dinamómetro y nadie lee a Baroja.
A saber de dónde viene ese concepto de amistad, algunos podrán pensar que de aquella canción ochentera que decía “los amigos de mis amigos son mis amigos”, otra posibilidad es que este tipo de amistad virtual esté basada en los afiches de Ediciones Paulinas que decían “Jesús es tu amigo”. Jesús fue creo, el primer amigo virtual tipo FB que tuvimos muchos, si no lo hubieran crucificado, bastaría con mirar su perfil y darse cuenta uno de que él quería ser tu amigo. Por medio de él habríamos agregado a los 12 apóstoles y hasta María magdalena y es probable que Judas jamás lo habría vendido pues habría bastado con un “clic” para denunciarlo.
Me da pena ajena leer las cosas que escriben personas a las que en algún momento creí inteligentes. No sé dónde es que engañan, si cuando escriben en su FB o cuando hablan personalmente. Es probable que la tecnología los vuelva una suerte de alegoría como Mr. Hyde y el Dr. Jekill. FB es síntesis de pereza intelectual, de lo obvio, de lo superficial, de querer compartir lo innecesario. La gente se convierte en mutante, mientras los demás aplauden para seguir en la cacería de quienes se resisten, como si lo hicieran bajo la consigna “es el tiempo de FB quien no esté en él no será salvado”.
FB no es más que las aguas donde se mira Narciso.
Detesto cada día tener mi correo lleno de invitaciones de “amistad” de gente que no conozco. Extraño el olvidado ritual de esperar una carta y sentarme a escribir una respuesta. Por ahora apuesto al anacronismo de visitar a mis amigos y ver como esa línea imaginaria que trazo y me distancia con alguien que no conozco, desaparece cuando abrazo a alguien que quiero y que considero AMIGO, así con mayúscula, que es decir más que hermano.