En "El milagro secreto", Borges cuenta la historia del dramaturgo Jaromir Hladík, apresado y luego puesto por los nazis frente a un pelotón de fusilamiento. Aunque está a punto de morir, Hladik sigue obsesionado con una pieza de teatro que se encuentra escribiendo. La noche anterior a su ejecución, en medio de un sueño, le pide a Dios un año más para terminarla. Se hace el milagro. No daré pormenores. Es mejor que ustedes lean el cuento en palabras del propio Borges; el caso es que la muerte del dramaturgo queda suspendida entre el instante en que el sargento grita la orden de disparar y el impacto de la descarga sobre su humanidad.
Mi idea del teatro está asociada con este cuento. Una puesta en escena es como un momento colocado en una abolladura del tiempo. Un instante que nos permite fisgonear desde el otro lado de un vidrio y que, en definitiva, nos vuelve espectadores.
"La balada de Jimmy Rosa", que se presentó entre el 29 de abril y el 9 de mayo, como parte de la temporada 2010 del teatro Poma, transcurre en el interior de un compartimiento para interrogatorios (cámara de Gessel) en una estación policial de la ciudad de Nueva York. Allí conocemos a Alba Marlene Rosa, una inmigrante salvadoreña acusada del asesinato de su hijo, el pequeño Jimmy Rosa.
En torno a este hecho se expone no sólo el drama de Alba Marlene, sino también los encadenamientos entre pobreza, tráfico de personas y poderes políticos, y la manera en que la prostitución refuerza las disparidades de género. Frente al espejo de la cámara de Gessel, las vidas de los seis personajes de la obra experimentarán un giro a partir de su participación en el proceso de Alba Rosa. De esto y más se habla en esta obra que, pese a la gravedad de los temas que aborda, permanece fiel al conocido axioma de Brecht, según el cual el teatro enseña divirtiendo.
Jorge Ávalos, el autor, ha venido mostrando en su trayectoria profesional una diversidad de talentos como periodista, artista gráfico, editor de revistas, poeta y narrador. Salvo su monólogo "Ángel de la guarda", que no me convenció, yo no había visto ninguna de sus anteriores obras de teatro.
En "La balada...", Ávalos nos entrega una obra depurada y amena, en clave de cuento policial. El guión es muy bueno, y el elenco pasa la prueba. Se destaca, de nuevo, la actuación de Alejandra Nolasco --que interpreta a Maya Marley-- y Fernando Rodríguez --en el papel del oficial Manuel Velasco--, así como el diseño escenográfico de Tito Hasbún. Con esta obra, Jorge Ávalos se hizo acreedor, en 2009, al premio Ovación, un reconocimiento en metálico que otorga la Fundación Poma a un destacado proyecto de producción teatral.
Añadiré que, a diferencia de los rentavideos y algunas salas de cine que miran amenazada su existencia, el teatro Poma luce saludable. Desde 2003 en ese escenario se han realizado más de 700 funciones, en las que han participado 96 agrupaciones teatrales. En cinco años, hasta la temporada 2009, el Poma ha vendido 95 mil entradas.
De acuerdo con sus estadísticas, las obras más taquilleras han sido "Los monólogos de la vagina" y "El Cavernícola". Obras que hacen reír y que, más allá de la temática siempre atractiva de “la guerra de los sexos”, también abordan asuntos como el aislamiento, la soledad y la marginación. "El cavernícola", un rotundo éxito en Broadway, es la obra más taquillera en toda la historia del Poma. En junio de este año volverá a ser escenificada.
(Publicado en La Prensa Gráfica, 13 de mayo de 2010).
Foto: http://nadienuncanada.blogspot.com
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