miércoles, diciembre 09, 2009

De berenjenas y limones

María Tenorio

Me encanta comer berenjena, pero no sé por qué extraña racionalidad antiortográfica la pienso siempre escrita con "g". Me gustaría más que esa legumbre fuera, además de morada, lisa y brillante, "berengena". (No admito la "verengena": la imagino churuca.) Debo confesar que, como poco escribo la palabra, cada vez que lo hago enfrento tremendas dudas que resuelvo gracias al diccionario en línea de la RAE (Real Academia Española).

Sé que mis vacilaciones berenjeniles se deben, en cierta medida, a que el vocablo me es más frecuente en el habla que en la escritura. Sin embargo, no puedo negar, en ese caso particular, cierto atavismo "berengénico" que me atrae hacia la letra ge en desmedro de la jota. Menos mal que nunca me ha tocado escribir la palabra en el pizarrón, durante una clase de lenguaje. Me daría pena que mis alumnos me vieran más dudosa de lo normal. Supongo que, después de esta entrada en Talpajocote, me quedará grabado que, aunque yo quiera otra cosa, berenjena se escribe con "j".

Hace unos días me ocurrió algo semejante con una expresión que nunca había visto en papel y que hoy, por primera vez en mi vida, escribo: "al alimón". Esa pareja de palabras que significa "conjuntamente", alude a producciones realizadas a dos (o más) voces o manos. Así, por ejemplo, la canción We are the world (1985) fue interpretada al alimón por el difunto Michael Jackson junto a Lionel Richie, Stevie Wonder, Tina Turner y varios famosos más.

Célebre, aunque menos cercano, es el Discurso al alimón (1933) que los poetas Neruda y García Lorca dedicaran a Rubén Darío. De ahí se tomaría el nombre para caracterizar las composiciones poéticas a cuatro manos, tipo "cadáver exquisito" de los surrealistas, pero con los ojos abiertos. En cristiano: se produce un poema al alimón cuando sus creadores van viendo lo que el otro ha escrito, a diferencia de los "cadáveres exquisitos" a secas donde cada escribiente agrega una línea al texto sin saber lo que ha dicho el anterior. Estas son técnicas juguetonas que usaron los surrealistas hace casi un siglo, en la búsqueda de sus berenjenales interiores.

Ahora bien, les confieso que cuando había dicho o escuchado esa expresión, algún instinto "berengénico" me hacía imaginarla cítrica. Es decir, "a la limón". Figúrense ustedes. Hoy he aprendido que la mentada expresión, original del mundo taurino, se refiere a un lance en el que dos toreros usan el mismo capote para dejar pasar al toro. El pobre animal se las ve frente a cuatro amenazantes ojos humanos sin saber que aquello se llama al alimón.

La expresión, que de cítrico apenas tiene el sonido de sus sílabas, es muy útil en terrenos creativos para referirse a los trabajos de colaboración entre artistas o productores culturales. Vean la bella ilustración realizada al alimón por Elena Ospina (colombiana) y Gustavo Aimar (argentino). O visiten el blog que se titula Al alimón, cuyos propietarios escriben a dos manos. Y por qué no recomendarles que exploren este mismo Talpajocote, que producimos al alimón --una entrada de uno, otra del otro-- Miguel y yo desde hace dos años.

Ilustración: "Pique en rojo y amarillo" de Pablo Picasso, 1959

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