miércoles, mayo 13, 2009

Quito, no te quites


María Tenorio

Chateaba con mi amiga Elena hacia el final de la tarde de un sábado que la vida nos había llevado a Quito, capital de Ecuador, y al mismo tiempo buscaba, en la web, lugares qué visitar en esa ciudad... No se me habría ocurrido que el centro histórico era una opción para una noche... pero encontré en Flickr unas fotos de cúpulas, iglesias y plazas iluminadas que eran toda una tentación. Se las mostré a Miguel y, hacia las 7:30 de la noche nos dirigimos en taxi hacia la Plaza Grande.

El taxista nos advirtió que el centro era peligroso, que no nos alejáramos mucho de las plazas Grande y de San Francisco, que no nos quedáramos muy noche. En fin, trataba de meternos miedo a nosotros que somos expertos en esquivarlo para poder vivir a gusto en una ciudad tan "amigable" y "segura" como San Salvador. Descendimos del taxi en pleno parque central, a un ladito de Carondelet --la casa de gobierno-- donde nos sorprendió ver apenas un par de policías y ningún cordón de seguridad que mantuviera alejados a los caminantes.

Cámara y trípode en mano comenzamos a hacer fotos de calles y edificios. La iluminación del centro histórico ha sido hecha con criterio estético. El espectáculo nocturno es para no perdérselo. Aunque los quiteños advierten que no es seguro recorrer esas calles a la luz de la luna, nosotros nos sentimos de lo más tranquilos. Ahí había gente vestida de fiesta que se dirigía a una boda dejando sus 4X4 en las callecitas aledañas, turistas armados con cámaras fotográficas y ciudadanos de a pie.

En aquel ambiente tan disfrutable, nos metimos en Papaya.net --un ciber bar y café decorado en colores tierra con lucecitas de velas-- para tomarnos un par de cervezas y picar algo. Luego de la primera bebida hicimos nuestras respectivas visitas al baño y, oh sorpesa, nos dimos cuenta de que estábamos en el centro comercial del Palacio Arzobispal. Un edificio colonial, con patio central, habilitado con heladerías, fondas, ventas de artesanías, boutiques y cafeterías de comida rápida.

Cuando tomamos el taxi de regreso, a eso de las 10 de la noche, nos hicimos la promesa de volver al día siguiente para entrar en las iglesias y los edificios públicos, y verle la cara diurna al centro histórico. Es también lindo y muy concurrido con luz de día. Lleno de gente que va a misa, de compras o a ver las exposiciones del Centro Cultural Metropolitano. Además, como era domingo, estaba habilitado el Ciclopaseo, el cierre de las calles para poder pasear sobre ruedas. Frente a la Catedral se agolpaba una multitud viendo un espectáculo, mientras vendedoras ambulantes ofrecían chocobananos a diez centavos de dólar (Ecuador está dolarizado, como nosotros).

Nos contaban que el centro histórico de Quito --bastante mayor que el nuestro, con edificios que datan desde tiempos coloniales-- llegó a estar invadido por ventas informales, quizás como el nuestro. Pero hubo un alcalde, dicen, que construyó mega centros comerciales para reubicar a los vendedores. Tuvimos la oportunidad de ver esos centros en El Tejar. Son grandes complejos, bastante cuidados y con mucha actividad, tan solo a unos pasos del casco histórico de la ciudad.

Desconozco el proceso de "recuperación" del centro quiteño, pero doy fe de los resultados. Los dos breves paseos que dimos por sus calles y edificios nos dejaron con muchísimas ganas de volver.

2 comentarios:

  1. Realmente el Centro Histórico de Quito es maravilloso, a mi me encantó estar en medio de la iglesia jesuita... caminar en medio de esas construcciones centenarias del centro sintiendo el frío andino y recibir el sol directo del mero centro del hemisferio

    ResponderEliminar
  2. Marie, he leído que el centro histórico de Quito en modélico en recuperación, restauración y rehabilitación.
    De hecho, hubo un acercamiento con San Salvador pero a saber qué pasó.

    De todas maneras:
    Qué maravilla!

    ResponderEliminar