miércoles, diciembre 10, 2008

La indeseable materialidad de las fotos


María Tenorio

"No es lo mismo que tenerlas en papel", dice el eslogan que nos invita a imprimir las fotografías digitales. Yo me resisto. No quiero más fotos impresas, ni hacer álbumes como libros. No quiero dedicar más cajas de zapatos ni otro baúl chapín a las imágenes que me sirven para recordar. Ahora soy una fotógrafa digital que cada día descubre más locuritas que hacer con sus fotos dentro del fascinante espacio de la computadora.

Hace unos ocho años, ante un evento familiar o algún viaje, me preparaba con rollos de 24 o 36 exposiciones. Los colocaba en el compartimiento de la cámara apenas con la punta enrollada para sacar dos o tres fotos más de las especificadas por el fabricante. Antes de disparar la cámara, me aseguraba de que el objeto estuviese en la posición deseada y con su mejor apariencia. Una mala toma era una fotografía que habría que romper y tirar al cesto de la basura. Y confieso que eso me dolía.

En mis años de cámara analógica, llevaba los rollos a alguna tienda fotográfica donde revelarían los negativos e imprimirían las fotos en papel brillante de 4X6 pulgadas. Un día después recogería un sobre de papel que abriría dentro de la tienda para ver su contenido camino al parqueo. Era emocionante escanear rápidamente cómo habían salido las fotos. Ya en casa, pondría la mayoría de ellas en algún álbum y a mano escribiría viñetas para identificar la ocasión, el lugar, la fecha, los personajes. Luego las enseñaría a las visitas.

Cuando me compré la primera cámara digital --una Olympus súper sencilla, pues no soy fotógrafa profesional-- comencé a usarla más o menos como la analógica. Sacaba fotos, con la inédita emoción de ver cada imagen en el segundo mismo en que la captaba; las bajaba en la computadora, borraba las malas, escogía las mejores y, en un CD, las llevaba a imprimir; entonces venían el álbum, las viñetitas, las visitas.


Letrero en el cementerio de Izalco


La cámara digital me ha permitido fotografiar escenas y objetos que jamás se me hubiese ocurrido con la analógica. Una abeja en pleno vuelo sobre una flor en el jardín de unos queridos amigos columbianos, desechos tirados por el mar sobre la playa El Tunco, una vela ardiendo o un letrero pintado a la entrada del cementerio de Izalco. Los disparos de la cámara se han multiplicado por decenas y hasta por cientos gracias a la capacidad de las tarjetas de memoria. Hoy la dificultad consiste en manejar el exceso de fotos, no ya en medirse para que todas salgan bien.

Un amigo a quien desde hace meses solo veo en fotos me pasó por correo electrónico un programa gratuito que todavía hoy me parece maravilloso: el Picasa. Además de organizar todas las fotos cargadas en mi computadora, el programa permite recortarlas, intensificar los colores, convertirlas a blanco y negro, darles otras texturas. Como soy usuaria de Google, desde Picasa cuelgo álbumes fotográficos, a los que puedo añadir viñetas y títulos, para que los vea todo el mundo en mi galería pública o solo un grupo de amigos. Recientemente abrí una cuenta en Flickr, un servicio que permite editar y colgar fotografías sin necesidad de bajar ningún software en la computadora.

Hoy día hago fotos con mi celular o con la cámara digital. Luego las descargo en la computadora y juego con ellas. Algunas las comparto con familiares y amigos. Otras van a Talpajocote. La mayoría están albergadas en el disco duro o en algún CD. Apenas he imprimido unas poquitas fotos en los últimos años para colocarlas en marcos. En definitiva, no es lo mismo. Mi relación con la fotografía digital es completamente distinta a la que tenía con las fotos de mi cámara analógica, las que precisaban de un cuarto oscuro para salir a la luz. Hoy día me siento más dueña de mis fotos. Y disfruto su inmaterialidad. Yo no quiero tenerlas en papel.

3 comentarios:

  1. Las fotografías siempre han sido algo mágico para mi, es la magia de la luz hecha gráfica, de ahí su nombre foto=luz, y grafía. Ha habido un cambio sustancial con la entrada de las fotografía digital, ya no dependemos de un mini-laboratorio, de un cuarto oscuro, de esperar a que se termine el rollo y esperar 1 hora por lo menos para ver las fotos.

    Hoy todo es al instante e igualmente podemos compartirlas al instante, las redes sociales en internet han hecho que aumente el interés por las fotografías a personas y etiquetarlas y así compartirlas con los amigos y amigos de los amigos o con el mundo entero.

    Antes para ver una fotografía al instante el único recurso era tener una cámara Polaroid, yo tenía uno y creaba una magia envidiable, el problema era que era muy cara y sólo se podían tomar 10 fotos, si se perdía una dolía y además las amistades siempre le pedían a uno que le regalara una foto, al final de las 10 se quedaba con unas 5 ño 6.

    Al contrario de la autora yo prefiero la fotografía análoga digital y en mis viajes nunca falta mi LEICA Z2X de 35mm las revelo y posteriormente las digitalizo, pero se que la fotografía digital permite otras libertades, pero sigo siendo nostálgico.

    ResponderEliminar
  2. Me gusto mucho este artículo porque me siento identificado en el gusto por lo digital. Lo que más me gusta, sobre todo de las fotografias con celular, es la espontaneidad de meterse en la intimidad. Un celular ahora esta casi pegado al cuerpo, por el contrario una cámara fotográfica, como objeto, es menos práctica.

    En general lo que me gusta de la fotografía es su capacidad de recrear nuestra posición en el mundo, les dejo estas dos notas que recién publique de la historia de la fotografía:
    Nota 1: http://www.clic.org.sv/noti_detalle.php?idnota=984&catid=&disenio=
    Nota 2: http://www.clic.org.sv/noti_plantilla.php?idnota=987

    ResponderEliminar
  3. Anónimo9:34 a. m.

    Es muy subjetivo, sin duda la fotografia digital ha cerrado enormemente, brechas que separaban al que tenia miedo de desperdiciar un rollo, del amante de la fotografía que se aventuraba sin importar la técnica a sacar de su rollo de 36 disparos unas 10 buenas.

    Yo voy a preferir siempre la análoga porque obligaba al propietario de esta camara a medir bien la luz, cuadrar bien el objetivo, medir bien la exposicion, no se en fin habia mas esfuerzo por que las imagenes quedaran dentro de lo posible perfectas.

    Hoy sin embargo con las cámaras digitales los disparos son deliberados, "de todas formas caben como 1000 fotos no importa despues se escogen..." he escuchado a muchos decir eso es lamentable cuando en ese espacio podrian tener 1000 hermosas fotos.

    Y bueno cuando se trata de una linda foto, definitivamente no es lo mismo verla en un monitor que tenerla en una ampliación bien impresa a 11x14"

    Saludos!!!

    ResponderEliminar