María Tenorio
Dicen que vendrá a las salas de
cine del país, El
lugar
más
pequeño de Tatiana Huezo Sánchez. Ojalá
que sea verdad pues es una película que, sin ninguna duda, vale la pena ver. No
solo por lo que nos cuenta sobre la guerra civil, sino, sobre todo, porque
aborda esa realidad histórica nuestra con extrema belleza. No en balde ha
cosechado, hasta el momento, casi 40 premios cinematográficos alrededor del
mundo. ¿Ha oído usted hablar de este documental filmado en Cinquera, Cabañas?
¿A usted le parece que un documental puede ser una obra de arte?
Hace pocos días, como parte del
festival Ambulante, vi este documental mexicano sobre el conflicto armado que
vivió nuestro país. Cuando me dirigía al cine, anticipaba encontrar los lugares
comunes a que nos llevan los cineastas que tratan ese tema. Los tiroteos,
cadáveres recientes, ropa ensangrentada, mujeres llorando desesperadas, niños
confundidos, hombres armados, ruido de metralla, gritos de guerra. Imágenes de
archivo de aquellos años bélicos. Monseñor Romero o los padres jesuitas. En
cambio, El lugar más pequeño no presentó nada de eso. Me sorprendió al
mostrarme un rostro muy distinto de mi país y de ese evento que lo ha dejado
marcado.
La cinta trata sobre la nueva
vida que, después de la guerra, ha emergido en el pueblo de Cinquera. Este fue
completamente destruido por fuerzas de ambos bandos en los ochentas, obligando
a sus pobladores a huir y dejar atrás, además de sus posesiones materiales, a
más de uno de sus familiares muertos o desaparecidos. A partir de 1991 inició
la refundación del pueblo, con el regreso de antiguos habitantes. Varios de
ellos, caracterizados por su carisma y su expresividad, fueron “reclutados” por
la cineasta para ser los personajes principales del documental. Los testimonios
orales y las imágenes de la vida en ese pequeño lugar son la materia prima con
que está hecha esta producción.
Este documental es una obra de
arte. Tatiana Huezo ha puesto extremo cuidado y cariño en cada detalle del
mismo, construyendo una película donde la armonía es preponderante. Armonía,
según Wikipedia, “es el equilibrio de las proporciones entre las distintas
partes de un todo, y su resultado siempre connota belleza”. En una entrevista
publicada en CinemaNet, la directora habla sobre el
balance que ella buscaba en el tratamiento del tema: quiso dosificar el dolor y
la alegría, la luz y la oscuridad, la vida y la muerte, de manera que ninguna
de estas fuerzas se impusiera sobre su contrario. Lo consiguió. Su primer largometraje,
su ópera prima, no es lacrimógena, no conmueve a fuerza de lágrimas. Al
contrario, con discreción estética (si es que tal cosa puede decirse) y sin
triunfalismos celebra la vida cotidiana, la capacidad de reinventarse, de
personas de carne y hueso.
No se puede hablar sobre este
documental sin mecionar el excepcional trabajo de fotografía. A cargo de
Enrique Pardo, alcanza alturas poéticas en el paisaje natural, la lluvia, los
insectos, el amanecer, las nubes, los objetos cotidianos, el diario vivir de
los personajes. Me parece curioso que varias reseñas publicadas en medios
digitales mexicanos dicen que Cinquera está situado en medio de la selva
salvadoreña. ¿Selva en este país? Hay que ver la manera en que El lugar
ofrece el verde de los montes y montarrascales, en pleno invierno, para
entender cómo, desde otros países, esa exhuberancia es considerada selvática.
Además de la fotografía, la forma
en que se conjugan voz e imagen de los personajes rompe con los moldes propios
de los documentales y acentúa el carácter estético de esta producción. Explico
con un ejemplo. Vemos en pantalla a una mujer callada, amasando requesón sobre
una pila, mientras escuchamos su testimonio (asumimos que es el de ella) sobre
los tiempos de la guerra. Este recurso de usar la voz en off, si bien me
despitó en un principio, luego me generó la sensación de oír los pensamientos
más profundos de la persona, como si estuviera leyendo un monólogo interior en
una novela.
En El lugar más pequeño,
la música es una ausente que no se extraña y que aparece, con la tormenta, al
final de la historia. Sus creadores fueron Leonardo Heiblum y Jacobo Lieberman.
La mayor parte del tiempo, en lugar de una banda sonora, destinada a crear
emociones en los espectadores, escuchamos los sonidos y los silencios del
ambiente.
Para finalizar, la directora,
Tatiana Huezo Sánchez, nació en El Salvador de padre salvadoreño y madre
mexicana. Muy pequeña se fue con su familia a México y, como ella dice, “Soy
más chilanga que otra cosa y mi identidad es más mexicana”. Sin embargo, tiene
una conexión afectiva con este país y, luego de su experiencia con el
largometraje, un vínculo muy estrecho con el pueblo de Cinquera.
Documentación sobre El lugar
más pequeño
Qué bonita reseña.
ResponderEliminarEspero con ansiedad la exhibición esta película en nuestro país.